7 mar 2011

DIA 03 – Miércoles

Yo vivía solo en un cuarto alquilado por un barrio tranquilo de aquella ciudad. La habitación era relativamente grande para una sola persona, con un baño propio, dormitorio, comedor y cocina todo en un solo ambiente. Las paredes de material noble pintadas con un color blanco, iluminada con focos fluorescentes redondos. Un pequeño armario donde sobre él ponía mi televisor, un friobar de segunda donde guardaba las frutas, agua, jugos, cervezas y demás alimentos, un pequeño ventilador de pie al borde de mi cama para sosegar el sofocante calor que invadía todo el día. Las ropas tiradas sobre una de las sillas del comedor y otras tiradas en el piso. Típico de un soltero.

Aquella mañana me desperté mucho más temprano de lo habitual, antes de que el despertador haga su sonido estruendoso o de que el gallo del vecino cante como mierda. Era un día especial para mí. Como nunca antes lo había hecho, estando aun en pijama, fui a la bodega de la esquina y compré pan, leche, mantequilla, huevos. Regresé a mi departamento y me preparé el desayuno. Luego de ello, me desprendí de mi ropa de dormir, tomé la toalla e ingresé al baño a ducharme. Eran casi ya las ocho de la mañana, tiempo en la cual tenía que arrancar mi motocicleta e ir al trabajo. En el trayecto iba pensando en lo ocurrido el día anterior al momento de despedirme de Verónica. Aquel roce de esquinas labiales había quedado en mi mente.

-¡Ricardito, buenos días!- me saludó el portero de aquella institución.

-¡Hola cholito, buen día, que hay de nuevo!…

-¡Todo tranquilo Ricardito, no hay mucho que un pobre viejo pueda contar! ¡A mi edad las personas solo saludan y pasan de largo, piensan que ya no sirvo para nada!… ¡Puede que sea cierto!…

Lo miré y sonreí.

-¿Cuántos años tienes cholito?...

-¡Acabo de cumplir 70 años!... ¡Hace tan solo dos semanas atrás los cumplí; pero nadie se acordó!…

-¡Cholito yo no lo sabía!… ¡Si no te hubiese llevado a tomar un par de chelas y presentarte a un par de flacas y nos las tirábamos en cualquier telo de esta puta ciudad!…

-Je, je, je… ¡Tú y tus ocurrencias Ricardito!…

-¡Luego seguimos conversando cholito, tengo que ir a marcar mi entrada, sino me cagan con el descuento por llegar tarde!…

-¡Anda nomas!… ¡Como siempre es un gusto conversar contigo Ricardito!…

-¡No viejo, el gusto es completamente mío!…

Seguí mi camino hacia el área de trabajo en la cual labora y encontré ahí a mis compañeros de jornada en plena plática.

-¿Que me estoy perdiendo?- pregunté a mis compañeros.

-¡La cara de culo de la nueva jefa de personal está enferma y no vendrá, y el director general tampoco, porque tiene una reunión en la presidencia regional!... ¡Así que tenemos todo el día libre!…

-¡Bueno, no sé ustedes pero yo quiero culminar con esa huevada de presentación para la exposición del director que me tiene un lado de los huevos más grande que el otro!… ¡Así que tendré que ir al frente a hablar con la señora Teresa para que me de la información de Logística y luego con doña Nancy para lo de recursos humanos!…

-¿Solo iras a ver la información de logística o también a ver a la practicante de logística?- preguntó Josefa.

-¡Oye Ricardito, que esperas que no la culeas!... ¡Esta que te pide a gritos!- dijo Leónidas.

Los ojos de Leónidas salían de su órbita cuando se refería a ese tipo de comentarios, dando que pensar. Ese viejo está sumamente aguantado, o está dejándose llevar por su imaginación reprimida, o está volviéndose rosquete por falta de mujer. Nadie lo sabía.

-¡Bueno! Voy a recopilar información de las demás áreas y así culmino con mi chamba y me pongo a huevear de lo más rico con ustedes…

Me dirigí al escritorio de la señora Nancy, jefa de recursos humanos, de apariencia gruesa, de baja estatura, con muchos signos de haberse reventado los granos en el rostro cuando era joven.

-¡Señora Nancy tenga usted muy buenos días!- saludé a aquella persona.

-¡Señorita Ricardo! ¡Señorita!… ¡Dime muchacho lindo, que es lo que buscas en esta oficina, si podemos llamarla así!…

-¡En realidad venía a verla para saber cómo esta, ya que me había ausentado casi una semana por motivos de viaje como usted bien sabe!… ¡Y de paso para pedirle información sobre la cantidad exacta de los trabajadores y practicantes que aquí laboramos, ya que de ahí tengo que sacar datos para la exposición del señor Segundo!…

-¡Era de suponer que no venias por mi chancho, sino por mi chicharrón! ¡Cuando será el día en que aceptes tomar conmigo unos traguitos en mi casa, los dos solos, y conversar de muchas cosas!- me insinuó muy atrevida aquella señora.

-¡Cualquiera de estos días señora mía, iré a tomarle todo lo que usted me ofrezca!- respondí a tal ofrecimiento con cierta picardía.

Aquella señora me pidió el usb, lo insertó en la computadora, y copió la información requerida por mí.

-¡Bueno Ricardito, ahí tienes la información que me pediste! ¡Es todo lo que el área de personal me envía actualizado hasta la fecha! ¡Espero que este favor tenga su recompensa más adelante!…

-¡Claro señora, el día menos pensado haremos realidad todo lo acordado!- respondí a las insinuaciones de aquella mujer, murmurando sutilmente en mis pensamientos -(¡Vieja arrecha, sigue esperando sentada metiéndote el dedo, que ni tu perro querría culearte con la cara de chucha que te manejas!)- proseguí con mi camino rumbo al área de logística.

-¡Señora Teresa buenos días, usted cada día ilumina con su belleza lo lucubre de esta institución!…

-¡Ya comienzas con tu floro barato!… ¡A mí no me convencen con palabritas color de rosa, ni con cursilerías, ni mucho menos con cojudeces! ¡A ver, dime que es lo que quieres Ricardo!…

-¡Seño, necesito la información de las últimas adquisiciones y construcciones que hizo la institución para colocar en la exposición que hará el señor Segundo la próxima semana ante las autoridades de la región!…

-Mmm, pero esa información no te la puedo dar, ni mucho menos publicar ante las demás autoridades muchacho…

-¡No quiero precios, solo necesito que obras fueron construidas y que compramos para desarrollarlas, como por ejemplo, si construimos algún colegio en las afueras de la ciudad o remodelado algún parque abandonado, o si compramos maquinarias nuevas en los últimos meses!… ¡Cosas así, no necesito cuanto se gastó!…

-¿Y para cuando necesitas esa información Ricardo?...

-¡Lo más rápido posible seño!…

-¡Entonces, apenas llegue Verónica le diré que coordine contigo para que te facilite la información que necesitas!…

-¡Perfecto, gracias!… Y apropósito, ¿dónde se encuentra ella?- pregunté.

-No vino, ni vendrá a trabajar el día de hoy... Se sintió mal y se quedó en casa de su tío a descansar…

-Entonces tendré que esperar a mañana a coordinar con ella…

-¡Así es mi niño!- respondió.

-¿Y por casualidad no tendrá su número de celular?… ¿Por si acaso?...

-Ja, ja, ja… Claro que sí, deja que te lo apunte en un papel… Mientras tú estás de ida yo estoy haciendo diez viajes y haciendo compras por el camino…

Solo atiné a sonreír avergonzadamente por aquel comentario.

-¡Toma Ricardo! Este es su número de celular; pero llámala a partir de las nueve de la noche, ya que su tío es muy celoso y la controla demasiado, más que su padre- aconsejó la señora.

-¡Gracias nuevamente! Tomaré en cuenta lo que me dijo…

Fui a mi escritorio, coloqué el usb en mi máquina personal y descargué la información del área de recursos humanos para proseguir con mi trabajo, sin dejar de pensar que ahora tenía en su poder el número celular de Verónica.

Al culminar la tarde, cada uno de los trabajadores se dirigían a sus respectivos hogares, mientras yo me quedaba a terminar de adaptar la información entregada por la señora Nancy. De cuando en vez levantaba la cabeza a observar el asiento vacío de la practicante de enfrente, la cual no había asistido en ese día.

-(¡Que me pasa, carajo!)- murmuraba entre mí.

Al salir del trabajo me encontré con el portero de aquella entidad, sentado sobre una silla vieja de plástico -¿Que estás haciendo tan solo?- pregunté a aquel añejo personaje.

-¡Solo veo pasar el tiempo ante mis ojos!… ¡Es mi único compañero!… ¡Con el hablo, con el rio, con el lloro!… ¡Cuando uno llega a cierta edad Ricardito, todos se olvidan de uno!… ¡Ya no eres el personaje principal, vienes a formar parte secundaria de algo!… y muchas veces pasas al olvido… como en mi caso…

Lo miré con nostalgia a aquel personaje viejo y cansado por la pesada edad que llevaba encima, escuchando las penas que lo entristecían, sin familiares ni amigos que lo visiten en las frías paredes que aquella institución voluntariamente le ofrecía. A nadie contaba cuál era su pasado, solo los más antiguos trabajadores de aquella entidad lo conocían y sabían de él. Los relativamente jóvenes como nosotros solo lo conocíamos como “el portero”, “cholito” o “el viejo”.

-¡Toma cholito, diez luquitas para que te compres algo calientito para la noche!… ¡Mira que hoy parece que va a llover como la putamadre y hará un frio de la granchucha!…

Aquel anciano avergonzado tomó el dinero, me miró con los ojos humedecidos ya que nadie había tenido un gesto parecido hacia él -¡Gracias hijo, es un noble gesto de tu parte!- expresó.

-¡No tienes de que cholito!… ¡Buenas noches!… ¡Y abrígate, que hará frio!…

Me dirigí al estacionamiento y arranqué mi motocicleta con rumbo a mi departamento, dejando atrás a aquel personaje arcaico. Ahora lo único que tenía en mente era llamar por teléfono a Verónica.

Al llegar al departamento donde vivía, encendí mi computadora portátil y busqué entre mis archivos la carpeta de músicas de Aselin Debison, una cantante desconocida para algunos, pero que me fascinaba; conecté el sub boofer a la laptop para crear un ambiente desenchufado entre aquellas cuatro paredes, me saqué la camisa que llevaba puesta y la tiré sobre la cama, y luego saqué una cerveza en lata del friobar, la cual me la bebí en una sola toma creando las ganas de invitarme a tomar una más. Aquel ambiente musical, desenchufado se vio interrumpido por el golpeteo de la puerta.

Me acerqué, miré mi reloj, eran más de las diez de la noche.

-¿Quién es?- pregunté sin abrir.

-¡Sorpresa!- respondió una voz coqueta detrás de la puerta.

Aquella voz era conocida para mí. Sonreí con cierta picardía. Sabía que significaba aquella visita.

-¡Hola Sandrita, a que se debe tu visita a tan altas horas de la noche!… ¡Pensé que tu viejo no te dejaba salir sola!…

-¿Puedo pasar?- preguntó Sandra Martínez. Ex enamorada mía de hace muchos años atrás, que de vez en cuando iba a mi departamento para recordar viejos tiempos. Fanática de cuidar su figura, amante de los aeróbicos y de la comida dietética.

-¡Claro, pasa nomas!…

-¿No te interrumpo o sí?...

-¡No seas cojuda y pasa nomas!…

Sandra ingresó al departamento que conocía perfectamente, siendo cómplice de innumerables travesuras cometidas por nosotros.

-¿Que pasó Sandriña, peleaste con tu enamorado y quieres vengarte de él acostándote nuevamente conmigo?...

-¡No seas maricón!… ¡Si me acuesto contigo es porque quiero, no porque tenga que vengarme de Luis!… ¡Además no vine a verte por eso!…

-¡Maricón no soy!… ¡Y tú lo sabes bien!…

-¡Y ya deja de hablar tonterías! Escúchame, necesito de tu ayuda… ¡Sé que tienes amigos en la policía de tránsito y a mi papá lo detuvieron por no contar con el bendito SOAT!… ¡Ayúdame please!…

-¿Esa es la ayuda que necesitas?... ¡No jodas!… ¡Es una huevada!… ¡Basta con darle cinco lucas al tombo de mierda y listo, te deja ir!… ¡Esos misios de mierda te dan el culo hasta por una china!…

-¡No hables así, que mi hermano también es policía!…

-¿Y por qué crees que lo digo?… ¿Además, porque no llamas a tu hermano?…

-¡Es que no contesta su celular!… (…)… ¡Ricardo, si no sería importante para mi papi no te estaría molestando!…

-¡Carajo! Todo por el ex suegro… ¡El detalle es que nunca me quiso cuando éramos enamorados!… el cariño llegó cuando terminamos… ¡Déjame buscar mi celular y veremos que se puede hacer!…

Tomé el celular e hice una llamada.

-¡Aló! Buenas noches ¿Con el Capitán Gamarra?... Cholito como estas, te saluda Ricardo Dasilva… (…)… Si mi hermano, molestándote a estas horas de la noche… (…)… ja, ja, ja… Por supuesto, uno de estos días nos agarramos a botellazos… ja, ja, ja… (…)… Recuerda que eres el jefe de transito de esta ciudad… (…)… Desde luego mi hermano… Cholo, quería pedirte un favor inmenso, al viejo de una amiguita mía lo agarró tu gente en un operativo- tapé el micrófono del celular y pregunté a Sandra -¿Dónde chaparon a tu viejo?...

-¡En la tercera cuadra de la avenida principal!- respondió ella.

-¡Mi hermano, fue en la tercera cuadra de la avenida principal!… (…)… ¿Cómo, ahí te encuentras?… (…)… Ah, tu estas dirigiendo el operativo… Cholo dame una manito dejando ir al tío… se llama Claudio Martínez, tiene una moto de mierda, pero le tiene un cariño único a la destartalada… (…)… ja, ja, ja… Ok, te la debo mi hermano…

Apagué el celular y me dirigí nuevamente hacia el friobar y cogí un par de cervezas -¿Quieres uno?- ofrecí a Sandra.

-¡Gracias! Pero solo uno, ya sabes que me mareo rápido con la cerveza… y tú puedes aprovecharte de eso…

-¡No hables huevadas y mejor llama a tu viejo para ver si ya está libre!…

Sandra sonrió pícaramente y llamó a su viejo progenitor -¿Papi, ya estas libre?... (…)… Si papito, Ricardo llamó al jefe de transito que es amigo suyo… (…)… Ya papito, le daré tu saludo… (…)… No te preocupes, yo iré después a la casa… un beso…

-¡Ya lo dejaron seguir su camino!… ¡Gracias Richi!… ¿Cuánto te debo?…

-¡No jodas!… Esa pregunta si me ofende… Y para perdonarte aquella ofensiva pregunta toma conmigo unas cuantas chelitas…

-¡Pero, Ricardo sabes que me mareo rápido con la cerveza!…

-¡Carajo! No estás con un desconocido… ¡Además puedo llevarte después a tu casa!…

-¡Está bien; pero solo unas cuantas cervecitas nomas, mira que mañana es día de trabajo!…

-¡Por supuesto colorada!…

Comenzamos a platicar sobre todo lo que les había ocurrido en el lapso de tiempo que habíamos dejado de vernos. Mientras que las latas de cerveza comenzaban a acabarse, la música sonaba envolviendo el ambiente para nosotros.

-¡Richi, sube el volumen que esa canción que me vuelve loca!…

Subí levemente el volumen del sub boofer. Aquella canción parecía transformarla, convirtiéndola en una maquina sensual con los sonidos electrónicos.

-¡Me gustan las canciones de Cerati, en especial esta que está sonando; pero no recuerdo como se llama!…

-¡Se llama “Pulsar”!- respondí -¡Y como no te van a gustar si solo eso escuchabas cuando eras mí enamorada!… Al menos algo bueno te quedó de mí…

-¡Richi!… ¡Baila conmigo!… ¡Solos tú y yo!…

Me acerqué hacia ella, y comenzamos a bailar pegados, sintiendo la música recorrer cada centímetro de nuestros cuerpos.

-¡Arrecho de mierda, estoy sintiendo que se te está parando tu huevada!… Mejor me voy a mi casa… sino no respondo de mí… y tú lo sabes muy bien…

-¡Deja que te lleve a tu casa!…

-¡No te preocupes!… ¡Además primero tengo que ir a casa de Lucho a recoger unos papeles de la oficina!… Él ya me llevará a casa…

-¡Bueno Sandri, como gustes!…

-¡Qué te parece si vengo el sábado y te preparo algún antojo y me quedo hasta la noche!…

-¡No me parece!…

-¡No seas malo Richi!… di que sí…

-¡No!… Mejor vienes el sábado por la noche y ahí vemos…

-¡Ok!… Gracias por todo Richi… te debo una…

-¡No me debes ni mierda colorada!…

-¡Te llamo más tarde para conversar!…

-No, no lo hagas porque no te voy a contestar… además, me cago de sueño y mañana tengo chamba… dejémoslo para el fin de semana…

Sandra sonrió y movió la cabeza -¡No cambias Ricardo!… ¿Cuídate si?- nos dimos un beso en el rostro y Sandra se retiró de la habitación aun con la música fuerte.

Tomé la última cerveza que quedaba en el friobar y metí la mano en el bolsillo del pantalón encontrando en el aquel papel que contenía el número celular de Verónica. Solo atiné a sonreír y mover la cabeza.